Monumentos

A cerca de 3 km. de Bragança, se encuentra la localidad de Castro de Avelãs donde encontramos lo que queda de su monasterio benedictino. Fue una institución acaudalada que desempeñó un papel fundamental en la repoblación de la región y en la asistencia a peregrinos a camino de Santiago de Compostela, desde el s. XII hasta finales del s. XVI.

 En 1543, se extinguió por Bula Papal de Pablo III que dispuso su anexión a la diócesis de Miranda do Douro con la respectiva transferencia de frailes y bienes. Este traslado provocó su abandono.

El conjunto es extremamente original pues, de su origen románico, únicamente ha conservado la cabecera revelando la ambición monumental del proyecto y el proceso de construcción medieval en el que ésta era la primera parte que se construía, después de que se midiese todo el perímetro. De esta forma era posible practicar el culto antes de que finalizasen las obras.

La cabecera está compuesta por tres capillas redondas, de gran calidad arquitectónica, caracterizada por el trabajo en ladrillo y por la decoración de arcadas ciegas, ejemplo único en nuestro país.

En el s. XVIII, un cuerpo rectangular prolongó el ábside, la sacristía fue anexada al absidiolo izquierdo y el derecho quedó abierto al exterior. De las dependencias monacales aun se conserva una torre cuadrangular.

El 26 de Marzo de 1387, el Duque de Lencastre pernoctó aquí, en la víspera de su encuentro con D. João I (1385-1433) para la firma del tratado de Babe, en el que entregó a su hija en matrimonio, Doña Filipa de Lencastre.