Monumentos

El Monasterio de Santa Clara se construyó en 1314 por orden de D.ª Isabel de Aragón, la Reina Santa, substituyendo un pequeño convento de monjas Clarisas fundado en 1286. El templo quedó concluido en 1330 y su trazo se debe al arquitecto Domingos Domingues, que anteriormente había trabajado en el Monasterio de Alcobaça.

El conjunto destaca en la arquitectura de la época por la dimensión de la iglesia y del claustro y por la bóveda de piedra que cubre las tres naves del mismo tamaño. Por su localización en la orilla del río Mondego, el monasterio estaba sujeto a inundaciones frecuentes que forzaron la construcción de una planta superior y el abandono de la planta baja, casi siempre inundada. En el siglo XVII, el rey D. João IV dispuso la construcción en un punto alto de la ciudad, del nuevo convento que era conocido como de Santa Clara-a-Nova, al que se trasladaron las monjas en 1677. El primitivo monasterio que comenzó a ser designado Santa Clara-a-Velha, quedó abandonado hasta alcanzar un estado ruinoso.

A finales del siglo XX se llevaron a cabo profundas obras de recuperación, que dejaron al descubierto las estructuras y un amplio y diversificado patrimonio. Reabierto a las visitas, el Monasterio ofrece un área de ocio en un amplio recorrido al aire libre que engloba la iglesia y las estructuras arqueológicas restauradas. En el Centro Interpretativo, además de la exposición de los objetos aquí encontrados, estructurada de acuerdo con la vivencia monástica, se utilizan medios audiovisuales para presentar la historia del lugar y su recalificación.