Sol de invierno
El invierno en Portugal es una estación muy apacible, ya que los días de sol son frecuentes en todo el país y las temperaturas raramente descienden de los 10 ºC. Con una media de más de 300 días de sol al año, aquí el invierno en ocasiones parece primavera, y las gafas oscuras son siempre necesarias. Algunos lugares tienen en esta época un encanto especial, y en ellos siempre encontrará cosas que hacer.
Pasear por la playa
Una caminata por la playa es un buen plan en cualquier época del año. Pero en temporada baja tiene la ventaja de que no tendrá que compartir el espacio con mucha gente. Existen muchos arenales para abandonarse al placer de caminar, como el de la isla de Porto Santo, en Madeira, de nueve kilómetros de largo, o Comporta, en el Alentejo. De norte a sur, las posibilidades son innumerables, ya que nuestras playas son tan abundantes que es difícil contarlas. También puede decidirse por las ecovías, para recorrer en bicicleta o a pie, pero siempre con el mar sobre el horizonte. Por ejemplo, Vila Nova de Gaia, Cascais, la llamada Estrada Atlântica o la Ruta Vicentina
Surf
Si le gustan los deportes con mucha adrenalina, el surf es siempre una buena opción, ya que la extensa costa portuguesa cuenta con buenas olas todos los días. La variedad de condiciones naturales brinda experiencias inolvidables para todos, ya sean aprendices o verdaderos expertos. Se dice que no hay otra costa en el mundo con un número tan elevado de spots a tan poca distancia entre sí.
Golf
Otra sugerencia que no puede perderse es una buena partida de golf. En Portugal existen condiciones excepcionales para la práctica de este deporte, especialmente en los campos del Algarve y en Costa de Estoril, que no suelen estar muy concurridos en invierno. Estos recorridos fueron elegidos en diferentes ocasiones como los mejores destinos para practicar el golf en Europa y en el mundo..
Paseos en barco
En el Duero, rodeados de un paisaje considerado Patrimonio de la Humanidad, o en el Tajo, desde donde se puede contemplar el hermosísimo perfil de la ciudad de Lisboa, un crucero es siempre una buena elección para disfrutar de un rato de ocio. También hay paseos en barco por la costa —siempre que el estado del mar lo permita—, en los que podrá observar delfines, aves y otras especies de la fauna y la flora.
Cultura y patrimonio
Aproveche para conocer nuestros monumentos y museos, o los centros históricos de las ciudades, algunos de los cuales están considerados Patrimonio de la Humanidad. No se pierda tampoco los edificios contemporáneos firmados por arquitectos de renombre, y déjese sorprender por un arte urbano que ha creado auténticas galerías a cielo abierto.
Gastronomía y vinos
Portugal forma parte de los países de la dieta mediterránea, considerada Patrimonio de la Humanidad. El pescado y el marisco de nuestras costas son una fiesta de sabores y frescura que cobran una dimensión especial desde una terraza con vistas al mar. Pero también merece la pena degustar los dulces de convento, como el célebre pastel de nata, uno de los emblemas de la gastronomía portuguesa. Disfrutará más de la comida, no obstante, si la acompaña de uno de nuestros excelentes vinos. Si desea conocer sus orígenes, visite las quintas en las que se elaboran, porque el invierno también es un buen momento para el enoturismo, para descubrir los vinos nuevos o alguno de nuestros tesoros más bien guardados.
Animación
Es famosa la animación de las principales ciudades portuguesas. Pero si no le gustan las discotecas ni los bares, puede cenar a la luz de las velas en una casa de fados. Es el lugar más adecuado para conocer una faceta muy íntima del alma portuguesa.
Sea cual sea su elección, de una cosa sí estamos seguros: bajo la luz del sol de invierno, van a ser muchos los momentos de sus vacaciones en Portugal que perdurarán en su memoria.